lunes 27 de abril de 2009

Alma Misionera



“LLEVAME DONDE LOS HOMBRES NECESITEN TU PALABRA, NECESITEN MIS GANAS DE VIVIR.”

Esa es la mejor frase que describe el llamado que el Señor nos hizo a 34 jóvenes de distintas edades, para muchos por primera vez, esta Semana Santa 2009.
Como parte de la Misión Católica Universitaria, MCU, nuestros llamados es evangelizar en ambientes universitarios. Pero este año decidimos ir mas allá, salir de nuestra comodidad y morir a nosotros mismos, decidimos realizar las Misiones 2009. El lugar, Mezcalitos una pequeña comunidad en el municipio de Petoa en Santa Bárbara, llego como una opción para realizar estas misiones una semana antes, un lugar que sin duda está grabado en cada uno de nuestros corazones. Y a pesar de los muchos inconvenientes que podría conllevar una planificación apresurada, El Señor puso su mano para que todo saliera bien.

Fue una semana distinta sin dudas, aun para aquellos que de alguna manera habíamos asistido a actividades de la Semana Mayor en años anteriores, porque es claro, no es lo mismo ser parte de la audiencia que ser parte del elenco. Cada una de las actividades que realizamos, fue para servir a esta comunidad que nos acogió con mucho cariño, pero al final fuimos nosotros los que obtuvimos una enseñanza distinta por parte del Señor.

Desde el primer día pudimos sentir su presencia en todo lo que hicimos. Nuestra primera actividad fue evangelizar de casa en casa. De entrada la lluvia nos recibió, pero más que ser un impedimento nos dio más animo, y en grupos llevamos la palabra de Dios a varias casas, sintiendo que el Espíritu Santo estaba en nosotros, y muy consientes de la presencia del Señor y con la fe de que El había actuado en cada persona a través de nosotros.


Y esto apenas estaba comenzando. Miércoles y jueves fueron 2 días para recordar nuestra infancia. Entre cantos, dinámicas, juegos, charlas, compartimos con más de 30 jóvenes y 60 niños. Nuestras actividades con todos ellos, nos llenaron de energía y de ese deseo de poder transmitir a cada uno de ellos el amor del Señor. En recompensa pudimos ver oraciones llenas de fe y El Espíritu Santo en cada uno de ellos. El Señor nos mandaba a ser como niños.

Viernes Santo fue un día por demás especial, Realizamos el viacrucis y cada uno de nosotros tuvo un papel que personificar o una tarea de servicio practico. Luego de ensayar por la manana nos preparamos para arrancar a las 3 de la tarde, tal vez con un poco de nervios, pero dejamos que en todo momento Dios actuara en nosotros o mejor dicho que actuara por nosotros. Desde la primera estación, nos concentramos, no en nuestras líneas, sino en vivir y sentir realmente la pasión de Cristo, y lo logramos, tuvimos la oportunidad de sentir algo real, impactante y que dejo una marca en cada corazón. Y al sentirlo en carne propia, pudimos de verdad darle gracias al Señor por haber hecho ese sacrificio de amor. Dar la vida por cada uno de nosotros.

El Sábado, fue un día de ansias, de espera por Jesús, y por su resurrección, esperando ese momento en el que nuestras vidas también resucitarían con Él, y la inmensa muestra de amor que había hecho viviría en cada uno con mas intensidad que nunca. Celebramos la vigilia pascual, la victoria de Cristo sobre la muerte, ahí solo había gozo en el corazón de cada habitante que se hizo presente en esta celebración, y en estos misioneros que Dios había enviado.


Cada noche tuvimos la oportunidad de tener una celebración de la palabra, Tomasita la delegada de la palabra de la comunidad y su esposo José Portillo fueron los encargados de darnos cada noche una enseñanza distinta, y si bien no contamos con la presencia de un sacerdote durante la semana, este matrimonio fue un verdadero instrumento vivo de Dios y un gran ejemplo para la comunidad.


El domingo fue un día para celebrar y para decir adiós, la celebración de resurrección en la capilla de Mezcalitos se lleno de los cantos de alabanza para Cristo resucitado, una despedida de parte de nosotros y un agradecimiento a esta comunidad que nos abrió las puertas y nos extendió sus brazos, su cariño. Al final fuimos nosotros los agasajados con canciones y palabras por parte de los delegados de la palabra en nombre de cada uno de los habitantes. Fuimos actores de una semana fuera de lo normal, dejamos a un lado nuestras nuestras familias, comodidades, la cama, el aire acondicionado y decidimos darle nuestro tiempo de servicio al Señor, haciendo algo bonito por la comunidad de Mezcalitos, pero la verdad es que más que a servir, cada uno de nosotros salió servido. Con un corazón enamorado del señor y agradecido con cada uno de los habitantes de la comunidad. Nosotros no dijimos adiós, sino hasta luego, esperando de verdad volver pronto.


Ver no es lo mismo que vivirlo, vivirlo es poder bailar al lado de un niño, vestirte de payaso, cantar canciones infantiles. Vivirlo es poder ensenarle sobre Dios a alguien que no lo conoce, transmitirle a un joven el amor del Señor a través de un abrazo, Cargar la cruz, abrazarla, amarla, Nosotros lo vivimos, lo seguimos viviendo “Todo por amor a Cristo”.












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